Caribemanía: a modo de presentación
¿Por qué hacer un blog sobre cine del Caribe?
Apropiándome
del lema “Internet para todos”, me he decidido a abrir mi propio blog. Mi intención
principal con cada nueva entrada que haga, a partir de esta inauguración, es hacer
que el cine del Caribe también sea de todos. Tuyo, mío, de él, de ellas. Quiero
despertar el interés o la curiosidad, pero no por lo exótico que suele seguir
siendo este espacio del mundo en la mente de algunos, si no por los valores
propios de su arte cinematográfico.
El cine caribeño, aunque disperso
y cada vez más abundante, es desconocido por la mayoría de los públicos. Sin
embargo los productos audiovisuales de la región corrigen esta distorsión y
revelan un modo propio de hacer cine y de abordar problemáticas
socio-históricas particulares.
En su blog de cine cubano, el
crítico Juan Antonio Borrero alega varias razones para entender el estado del
cine en la región. Primero alude a la inexistencia de una verdadera industria
cinematográfica capaz de generar una producción estable. Lo segundo es la
pereza crítica. A juicio de Borrero es la razón condicionante más dañina,
porque no abundan los que pretendan pensar la complejidad del fenómeno fílmico desde el Caribe mismo.
Opiniones a las que se puede agregar, los obstáculos para los enlaces dentro de
este espacio, no resueltos ni con las nuevas tecnologías de la comunicación y
el transporte de la actualidad. Paradójicamente, nadie desconoce más sobre los
habitantes del Caribe que los propios caribeños.
Esto
se debe a la complejidad geográfica de la región, la diversidad
multimetropolitana durante el proceso de colonización, la pluralidad étnica y lingüística,
entre otros factores, que se mezclan en la explicación de los distintos
procesos culturales y artísticos.
Animada
por el hecho de que el rodaje de películas tiene una continuidad real en el
Caribe desde la segunda mitad del siglo XX, inicio este espacio de intercambio
y de fabricación de una cultura cinematográfica caribeña. Una forma de contribuir
a visibilizar este corpus creativo que sigue pasando inadvertido para los
espectadores del área y del mundo, los críticos e investigadores del audiovisual.
El
nombre de los cubanos Tomás Gutiérrez Alea, Humberto Solás, de los haitianos Raoul
Peck, Arnold Antonin, de la martiniqueña Euzhan Palcy, del curazoleño Félix de Rooy, del
jamaicano Perry Henzel, los dominicanos Jacobo Morales, Agliberto Menéndez o Ángel
Muñiz, los puertorriqueños Diego de la Texera y Mike Cuesta, entre otros
tantos, quizás les suene de algo, de alguna vez, por ser los directores más
influyentes desde la década del 70 del siglo XX y considerados clásicos. Lo
mejor es que no son los únicos pues hay otros muchos directores que están
haciendo sus obras y conformando un coro de voces y autores.
Por este camino y atraídos por la ficción, comienzan
a andar otros realizadores del Caribe. Entre ellos se encuentran en Jamaica, el
sobrino del famoso Perry Henzel, que se llama Chris Brownie. Tiene una película
llamada Getta Life, parecida en la
estética y en el tema a la conocida The Harder
They Come (Perry Henzel, 1973). Chris es un nuevo cineasta, con dos
películas en su haber. En Jamaica trabaja también Storm Salter, quien forma
parte de un grupo llamado «Nuevo cine del Caribe». Su película más reciente es Better Must Come. Este realizador joven
hace películas de pistoleros y gánster. También de Jamaica es una directora de
cine llamada Mary Wells, autora de Kingston
Paradise.
En
Puerto Rico hay un grupo nombrado «Isla Films» que está produciendo cada vez más
películas. Una de las personas implicadas en Isla Films es Sonior Fritz, quien
es originalmente de México y ahora trabaja en esa isla. De Trinidad y Tobago es
un cineasta llamado Yao Ramesar, quien ha hecho una película llamada SisterGod, donde expone su estética
experimental. Es considerado uno de los más destacados de su generación. De
Bahamas está Karin Mortimer, quien realizó Hijos
de Dios, que se acerca a las problemáticas de la homofobia y los problemas
a los que se enfrenta un homosexual en medio de la cultura machista caribeña.
Desde Antigua y Barbuda trabajan el dúo compuesto por el matrimonio de Howard y
Mitzi Allen, conforman el grupo HAMA.
Sobre
estos realizadores y otros tantos volveremos en el blog.
Desde
luego cuesta mucho hacer cine en el Caribe, pero como dijo alguien alguna vez y
lo parafraseo: “el cine es caro, pero más caro es no tenerlo”.
La
masificación de tecnologías ligeras y digitales ha influido en el crecimiento
de la producción
audiovisual, porque se reducen los costos y se reduce además el periodo de
enseñanza a aquellos que no son profesionales del medio. El crecimiento de las
producciones también ha sido posible por la conformación de un público al
interior del Caribe, cautivado por sus propias imágenes y las historias. No en
todos los casos la calidad acompaña a las realizaciones. Algunas solo remedan
los modelos de las series televisivas, o son pastiches de las películas
hollywoodense, entre las que sobresalen las comedias sentimentales, los policíacos
y las farsas populares.
En
mi blog espero poder aplicar lo que una vez leí en un artículo del escritor
cubano Arturo Arango que la función principal de la crítica ha de ser: “no
orientar, sino pensar; no imponer, sino comprender”.
Yane
Me ha encanto. Con excepción del cine cubano no conozco mucho más del cine caribeño. Muy interesante.
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